Se dice que la juventud debe vivir despreocupada, pero, admitámoslo, en realidad es la edad la que te da la perspectiva necesaria para preocuparnos solo de lo verdaderamente importante. Y muchos de los «problemas» que antes nos preocupaban a nosotras y a nuestros amigos y amigas durante días o incluso semanas, ahora los afrontamos con una sonrisa. ¿Qué querríamos (o deberíamos) haber escuchado cuando éramos más jóvenes?
Querida Ana: desmaquíllate bien todas las noches. Para desmaquillarte los ojos, utiliza productos para ojos sensibles, bebe mucho (¡agua!) y protégete del sol (también las orejas y los labios). Lleva productos de protección solar, acondicionadores y mascarillas para el cabello hasta cuando vayas de excursión. No tengas miedo de usar barras de labios rojas, te sientan bien. No te depiles las cejas en casa y dile a tu esteticista exactamente lo que deseas. Los años 90 volverán a estar de moda y no tienes que seguir siempre las últimas tendencias. ¡Trata de hacerte la pedicura lo mejor posible para que las uñas no te impidan andar!
¡No te tiñas el cabello! Tienes la suerte de lucir un cabello precioso de color castaño en el que se mezclan muchos tonos de forma natural. Tu hija tendrá el mismo tono, pero en versión rubio ceniza, y te hartarás de responder a la pregunta de siempre de si lleva mechas desde los cinco años. Y, del mismo modo que ella no va a llevar mechas desde los cinco años, deberías evitarlas tú también. ¿Y otros experimentos de color naranja, rubio, negro? Ninguno te sentará bien. Siéntete orgullosa de tu color natural y, en vez de teñirte el cabello, invierte en mantenerlo sano con champús y acondicionadores de calidad. ¡La vida sin tintes es mucho más fácil!
Te lo pido por favor: ¡límpiate la piel todas las noches! Tienes la piel joven y bonita, olvídate de llevar capas y capas de maquillaje de poca calidad que nunca te desmaquillas como es debido por la noche. ¿Desmaquillarte por la mañana? A quién se le ocurre. Así que si no quieres tener las pestañas estropeadas, los poros obstruidos y la piel fea, haz el favor de meterte en el cuarto de baño cada noche y recita el mantra del desmaquillado: con la primera limpieza retiramos el maquillaje, con la segunda limpieza, me limpio la piel.
No te tiñas el cabello de verde. Quedará muy molón los primeros 14 días de clase, pero después tardará una eternidad en crecer. Si quieres usar un delineador, elige uno discreto, no hace falta que parezcas Drácula. No engullas patatas con azúcar y deja de poner excusas a los antojos del embarazo, porque con la lactancia no vas a adelgazar.
Aprende a distinguir qué es lo que realmente deseas y vive tu propia vida. Lo antes posible. Y, también, aprende a establecer límites firmes y no te sientas mal por decir «no» o «vete a freír espárragos». Pasa de lo que piensen los demás. En el mundo solo hay unas pocas personas cuya opinión te debería importar. Hazles caso solo a ellas.
Usa cremas con un factor de protección elevado. Siempre. No importa que la gente te pregunte por qué has vuelto blanca de las vacaciones en la playa. Experimenta con el cabello. Rubio, corto, largo, lo que sea. ¿Cuándo lo vas a hacer si no es ahora?
No te pongas a dieta. Las dietas solo estropean tu relación con la comida y con tu propio cuerpo. Límpiate bien la piel. ¡Todos los días! No tengas miedo de usar barras de labios intensas. Solo se vive una vez y es una pena poner límites a algo tan divino como las barras de labios.
Di «te quiero» a tus seres queridos. Y abrázalos. Puede que no estén contigo tanto tiempo como piensas. Y te lo vuelvo a repetir: ponte una crema con factor de protección. Por supuesto.
No utilices una loción desmaquillante con alcohol. ¿Quién te ha aconsejado esto? Desmaquíllate, aunque sean las tres de la mañana y acabes de vomitar las macetas que tu madre cuida con tanto mimo; no te pongas una tonelada de maquillaje sobre tu piel firme y joven, y utiliza el perfilador para repasar el contorno de tus propios labios, no los que te gustaría tener. Y, muchacha, infórmate lo antes posible (con esto me refiero a tan pronto como aprendas a leer) sobre lo que son las cremas con SPF alto y utilízalas a diario allí donde la ropa deje tu piel al descubierto.
No te tiñas el cabello tú misma en casa, y cuando vayas a pedir cita a la peluquería, no seas vaga y acude a una buena, no a la que esté más cerca. No vayas a perder la mitad de tu melena al cumplir 20 años. Y busca productos contra la caída del cabello. Ah, y no seas tan buena, vive el aquí y el ahora, ábrete a las ideas correctas, deja fluir la vida. Jau.
¿Te hemos inspirado? ¿Qué consejos le darías a tu «yo» del pasado?